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ORG EDT USA CON GRUESA CARPETA, 2º LP EDITADO,
PRECIOSA CARPETA, TODO EN GRAN ESTADO !! pequeño signo de descatalogacion

Titulado por una de las canciones más agridulces de todo el repertorio del grupo, Memoirs of a Stockbroker es esencialmente el equivalente estadounidense del álbum British Electronically Tested, que lleva el nombre de la leyenda que se encuentra en ciertas marcas de condones británicos.

Memoirs elimina una canción ("Black Bubonic Plague") de su contraparte del Reino Unido, pero agrega dos: "Daddies' Brew" y la alegre y desenfadada "Have a Whiff on Me". Cualquiera de las dos versiones emerge como la obra maestra de Mungo Jerry. La primera vez, después de todo, la banda fue poco más que una novedad de una jug band retro, un Lovin' Spoonful más peludo cabalgando las ondas de choque del éxito "In the Summertime". Pocas personas que escucharon esa canción por enésima vez podrían haber creído que la banda podría mejorar, o incluso desviarse, de su fórmula.

Pero con la lasciva "Baby Jump", una de las canciones de hard rock más sexuales de su época, Mungo Jerry no solo consiguió un segundo éxito en las listas británicas, sino que también se reinventó a sí mismo sin ir más allá de sus propios límites. "Baby Jump" abre el lado dos aquí; la triunfante "Somebody Stole My Wife", una de las favoritas de la radio británica en ese momento, aparece a mitad de camino de la cara uno, pero ninguna de las dos se acerca a dominar el LP. Más bien, cada pista tiene su propia majestuosidad gruñona, ya sea la no demasiado cautelosa "You Better Leave That Whiskey Alone", la suelta "She Rowed" o la quejumbrosa "Follow Me Down". Y luego hay nueve minutos de "I Just Wanna Make Love to You", un boogie de blues de los Apalaches que es simplemente implacable, lo más cerca que estarás de la experiencia en vivo de Jerry sin ver el lado B de "Baby Jump" en concierto. Eso se sirve entre los cinco bonus tracks de la reedición de Repertoire, Electronically Tested. Pero incluso sin el material añadido, la experiencia es completa, y no son solo los corredores de bolsa cuyas memorias terminan siendo memorables.